De mi tintero | No falta agua, faltan bombas

Crispín Garrido Mancilla/ Agencia Infonort News

Playas de Rosarito.- De pronto, la crisis de desabasto de agua llegó a la zona costa de Baja California, cuyos centros poblacionales son Tijuana, Rosarito y Ensenada, con una población que rebasa en conjunto los dos millones y medio de personas.

Es más difícil entender por qué falta el agua a por qué no había faltado antes, con tamaña y creciente demanda, que incluye a alrededor de mil 200 maquiladoras y una abrumadora población flotante.

Lo que se había vivido hasta ahora eran cortes programados del suministro a cientos de colonias, principalmente de Tijuana y Rosarito, ya fuera por roturas en los ductos o por trabajos de reparación o reposición de piezas, pero no se había llegado al tandeo, que son cortes alternados por sectores, para forzar la disminución en el gasto, debido a la baja de nivel de la presa El Carrizo, ubicada en Tecate, la cual es alimentada mediante bombeo desde el Valle de Mexicali, con agua proveniente del Río Colorado, totalmente embalsado en Estados Unidos.

Gilberto Herrera Solórzano, delegado del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para Tijuana y Rosarito, nos da dos datos clave: La falta de agua que sufre la conurbación Tijuana-Rosarito no es por falta de agua en el sistema del Río Colorado, sino porque de cinco bombas que deben subirla del valle a Tecate solamente están funcionando tres, omisión de la que responsabiliza al gobierno anterior, que tenía un presupuesto anual de 120 millones de pesos, que extrañamente no les alcanzó para mantener operando las cinco bombas y así asegurar el abasto.

La actual crisis podría empezar a atenuarse en unos días, cuando se incorpore la primera de las dos bombas obsoletas, y quedar resuelta totalmente en el lapso de 10 semanas, cuando las cinco bombas estén trabajando al 100 por ciento y el vaso de la presa reguladora de El Carrizo, recupere el nivel que se requiere para regularizar el bombeo a todos los tanques de Tijuana, Rosarito y Ensenada.

A partir de entonces, los cortes que sucedan serán como los de antes: por fallas en la red de distribución o por sustituciones de tramos de ductos o válvulas, a lo que ya estábamos acostumbrados.

Y después de todo eso, se podrá poner sobre la mesa el tema de la falta de red de agua potable en el 40 por ciento de los hogares de Rosarito, que lleva tres décadas en el rezago, mientras la Cespt se dedica solamente a cobrar por el servicio a las colonias que lo tienen, mientras casi la mitad de la población gasta en promedio de 500 a mil pesos mensuales para comprar en pipas agua extraída de pozos contaminados.

Que haya tantas colonias en el estado que no cuenten con redes a agua potable y drenaje es vergonzoso, lesivo para la economía de las familias e insalubre, y la peor parte le toca a Rosarito, único de los cinco municipios que no cuenta con un organismo operador propio para esos servicios, ya que hasta ahora sigue dependiendo de Tijuana, cuyos problemas son distintos e infinitamente mayores.

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