Años antes del lanzamiento de Ham, los rusos ya habían hecho lo propio: Laika fue el primer perro en ser enviado al espacio un 3 de noviembre de 1957, aunque por desgracia falleció en órbita. Tres años después, un 19 de agosto, Belka y Strelka habrían de repetir la hazaña retornando a la Tierra con vida.
Este logro también se repetiría desde el lado estadounidense de la carrera espacial cuando la NASA comenzó el “proyecto Mercurio” en el que eligieron a diversos chimpancés para realizar la primera misión hacia el espacio. Inicialmente Ham era conocido como “No. 65” y tras una serie de pruebas fue seleccionado junto a otros 6 chimpancés para un entrenamiento formal.
En tal entrenamiento los chimpancés debían de aprender a responder a ciertos estímulos visuales como una luz parpadeante de color azul, jalando unas palancas. Si los chimpancés respondían correctamente eran recompensados con plátanos, pero de equivocarse recibían descargas eléctricas en la planta de sus pies, lo cual representó uno de los aspectos más crueles de todo el proyecto.
De tal forma, Ham habría de viajar al espacio el 31 de enero de 1961, a bordo de una pequeña nave que en su interior contaba con cámaras para rastrear las acciones del chimpancé, además de llevar consigo un monitor del pulso cardiaco. Ham sería capaz de realizar los ejercicios para los que había sido entrenado en el espacio después de haber recorrido 250 km en 16.5 minutos —la velocidad promedio de un avión comercial— e incluso haber alcanzado 253 km de altura en el espacio.
Su vuelo no estuvo libre de contratiempos: a su regreso a la Tierra, su cápsula comenzó a perder presión, a lo cual sobrevivió gracias al traje espacial que le colocaron. Del mismo modo, su aterrizaje en el océano Atlántico probó ser complicado, en particular porque tuvo que esperar hasta tres horas para que la embarcación de rescate llegara hasta él, mientras la cápsula se inundaba lentamente.
Esto ayudaría a que meses más tarde Alan Shepard se convirtiera en el primer hombre estadounidense en viajar al espacio —un 5 de mayo de 1961—, tan sólo un mes después de que el cosmonauta Yuri Gagarin lo lograra. Por lo que Ham, cuyo nombre obtuvo después del rescate y en honor del Holloman Aerospace Medical Centre, se convirtió en una suerte de héroe.
Ham en su cápsula. / Foto: NASANo obstante, a pesar de su categoría de , muchos han remarcado que Ham también fue una de las grandes víctimas de la experimentación con animales para el beneficio humano, además de un caso más de falta de dignidad para aquellos animales que dieron su servicio a los humanos, pues tras su muerte había planes de disecarlo para exhibirlo en el Smithsonian.