El sexto municipio o “El país del no me acuerdo” || La noche de los Nahuales

A nadie le preocupan tus pesares, tu dolor, tu viacrucis, tus esfuerzos sin el resultado esperado. Caminas solo, esperando un milagro,  aguardando quimeras, sueños incumplidos, ilusionado, con metas utópicas, e irrealizables.

 

Por eso cuando el dolor te alcanza a nadie le importa. Así lo compartas, lo difundas, lo exteriorices o anuncies a los cuatro vientos, con bombos y platillos: la realidad, la vida, espera las soluciones que puedes aportar, no las quejas estentóreas y anacrónicas silenciadas.

 

Nadie sufre tus fracasos. 

 

Existen situaciones más graves y, muchas veces, consideramos al dolor nuestro como el único e insoportable.

 

Sufre el padre que perdió a su vástago, a su hija, ante la indiferencia, complicidad y anomia oficial. 

 

Sufre el paciente, el enfermo que ve pasar los días, sin recibir la atención médica que necesita; en citas que se postergan, una tras otra, frente a la insensibilidad de médicos y enfermeras que se escudan detrás de un sindicato cómplice, incapaz de poner en acción maniobras administrativas y operativas que permitan tener un mejor sistema de salud. 

 

Sufre el docente, que ante las trabas administrativas observa cómo pasan los días sin que su paga llegue, consciente de que pasaran meses sin cobrar un solo centavo —si es que llega— antes de que la desesperación y el hartazgo se adueñen de su salud mental y lo obliguen a optar por un salario seguro, sin aguantar tanto.

 

Sufre el desempleado que no avizora un mejor futuro laboral por más que le busque, por más que se afane ante los escasos incentivos laborales —y sobre todo de seguridad— para que un mayor número de empresas decidan invertir en el país. Algún día se acabará la leche de la vaca y entonces comercializaremos con granos de maíz o de cacao. 

 

Sufren los transeúntes ante la inseguridad que se palpa en cada esquina, en cada metro recorrido por las arterias viales, ante el maleante avizorado que esquilma al obrero que vive el día a día. 

 

Y, aun así —con todo lo anterior— estamos en el paraíso; existen países en donde los asuntos más graves en el nuestro constituyen el menor de los males, en esos regímenes dictatoriales, donde la vida vale menos que una bala.

 

Pero en México, no creo que se pueda estar peor, al menos en cuestiones de inseguridad. 

 

Es por ello que apelo a un despertar de las conciencias adormecidas, divididas, desesperanzadas, traumatizadas, avasalladas, ensimismadas, estigmatizadas y agolpadas por la falta de metas claras y de políticas públicas eficaces en todos los niveles de gobierno; a un despertar activo, que exija, que reclame, que proponga.

 

Es un imperativo ético el que obliga a toda persona a la legítima defensa, porque es un deber el preservar la integridad y la vida, así lo rezan los principios. No podemos estar supeditados al imperio del mal porque al hacerlo, al tolerarlo, al volver la vista a otro lado, estaremos siendo cómplices de esta situación que ataca a todos por igual con sus secuelas previsibles.

No hacen falta leyes. Hacen falta jueces que se apeguen a la justicia y al derecho, con un sistema judicial que castigue a los infractores, aun los que están dentro del rebaño, porque la justicia no puede estar sometida a la ley del que tiene más o al poder del dinero.

 

Aún los deseos e intenciones del Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, tienen un buen tramo de camino por recorrer y resanar. Más aún, recobrar la confianza del ciudadano que ve en los aparatos de justicia el imperio de la corrupción visible del país del no me acuerdo. 

 

No será con declaratorias ni buenas intenciones las que provocarán el cambio en el país sino acciones contundentes y eficaces que hagan prevalecer la justicia y el derecho.

 

Y para finiquitar esta entrega:

 

Desde esta tribuna aplaudo la decisión del Congreso de Baja California, sobre todo al activismo del diputado Luis Moreno Hernández, al llevar a buen puerto la declaratoria de municipio libre a San Quintín. Es un hecho histórico que los pobladores del sexto municipio deberán guardar en la memoria, la incansable lucha, que legislatura tras legislatura, veían inalcanzable, y que hoy por hoy, se ha vuelto realidad.

 

Con la declaratoria legislativa de municipio libre la región de la nueva demarcación territorial podrá solventar las necesidades que desde Ensenada o Mexicali no se atendían por cuestiones territoriales, de distancia o desinterés.

 

Les deseo un buen gobierno, esperando que el recién nacido municipio libre, no se convierta a la postre, en el municipio más pobre del país. 

 

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