De los desaparecidos

Más de 73 mil personas permanecen en calidad de desaparecidas en México según las
cifras oficiales, de las cuales, alrededor del 98 por ciento se han registrado durante los
últimos 14 años.

Estos datos fueron dados a conocer por Alejandro Encinas, titular de la Subsecretaría de
Derechos Humanos, Población y Migración, el pasado mes de julio, fecha en que señaló
que Baja California es uno de los estados con opacidad en sus cifras, por lo que la cantidad
real de desaparecidos podría ser mucho mayor.

El 75 por ciento de los desaparecidos en México son jóvenes de entre 15 y 30 años de
edad, y la cuarta parte de los casos corresponde a mujeres, según revela dicha estadística.
Aunque las cifras alegres del Segundo Informe de Gobierno Federal dicen que todas las
cifras delictivas van a la baja, la realidad es que tanto las desapariciones como los
asesinatos siguen disparados a nivel nacional.

El 30 de agosto se conmemoró, como cada año, el Día Internacional de las Víctimas de
Desapariciones Forzadas, y con motivo de ello realicé algunas notas para las que entrevisté
a personas que permanecen desgarradas de dolor, en busca de sus familiares
desaparecidos.

Platiqué con las madres de dos jóvenes que desaparecieron en Ensenada, hace ya algunos
años, quienes aún no pierden la esperanza de encontrarlos con vida; ambas se unieron al
colectivo Siguiendo tus pasos, para recibir orientación y apoyo de otras personas que
atraviesan por la misma situación.

También platiqué con los padres de Lilia Dávila quien desapareció en 1997, en la colonia
Hidalgo, junto a otra joven con el mismo nombre por lo que el caso fue conocido como “Las
Lilias”, y fue de gran impacto en la década de los noventa, cuando las desapariciones aún
no eran un tema recurrente.

El dolor de esta familia es inimaginable. En 1997 perdieron a un hijo en un accidente de
tránsito y meses después perdieron a una hija en un “levantón”, estando ambos en plena
juventud.

Lilia Dávila era encargada de una tienda de celulares y gozaba de buena reputación,
aseguran sus padres que su único error fue darle raite a una compañera de trabajo que
colaboraba como informante de la PGR.
Después de 23 años lo único que les han dicho las autoridades es que a su hija la
asesinaron y la disolvieron en ácido, además de recibir comentarios como “no le busquen
más, no se metan en más problemas”.

En este punto considero importante señalar la complejidad de determinar la cantidad real de
desaparecidos, ya que dicha cifra es representada por la cantidad de personas que no han
sido encontradas ni vivas ni muertas, pero el asunto se complica cuando hay miles de
cuerpos o restos humanos sin identificar, y hay cuerpos que fueron disueltos en ácido, pero
es prácticamente imposible saber cuántos y de quiénes.

En ese mismo sentido, la cifra de víctimas de homicidio y feminicidio es sólo un estimado,
ya que muchos de los hoy se encuentran en la lista de desaparecidos, lamentablemente, en
realidad forman parte de la lista de asesinados.

Alrededor del país se han encontrado miles de fosas clandestinas con cuerpos o restos
humanos, muchas de ellas en esta entidad y algunas en esta ciudad, y el proceso para
exhumar y entregar a los familiares puede durar varios meses.

En Baja California ha sido muy criticado el actuar de la Fiscalía para la búsqueda,
recuperación e identificación de cuerpos, situación que impide cerrar heridas abiertas en las
familias que permanecen sin poder despedirse de sus seres queridos.

Hay casos en los que las familias ya no piden justicia, lo que quieren es saber qué fue lo
que pasó, dar sepultura a sus difuntos y acabar con la incertidumbre que les impide
alcanzar la paz.

Por: Joatam de Basabe

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