Desde Chapultepec ║ Joatam de Basabe
Este domingo se llevó a cabo en Ensenada una consulta vecinal, para saber la opinión de la población con respecto a la ampliación de las instalaciones de Energía Costa Azul (empresa de Sempra), que pretende construir una planta de licuefacción de gas natural, además de la planta regasificadora que ya tiene en el área de La Jovita, en este municipio.
Más allá de juzgar el proyecto, sus efectos y sus fines, me enfocaré en hablar de la consulta como tal, ya que constituyó todo un fenómeno social digno de ser analizado, detonado por una serie de acciones mal planeadas y mal ejecutadas por parte del Gobierno Municipal.
Todo comenzó el 2 de octubre, con un oficio de la titular de la Secretaría de Energía del Gobierno Federal, Norma Rocío Nahle Garcí, mismo que fue recibido por la oficina de presidencia de Ensenada el día 5 de octubre, en el cual se le solicita al alcalde Armando Ayala Robles realizar la consulta.
En el oficio la funcionaria explica que “la actual administración ha promovido la consulta directa a la población, cuando se trata de inversiones o decisiones relevantes de interés general” y asegura que la opinión de los ciudadanos será considerada “como elemento de primer orden en la toma de decisiones”.
Acto seguido, el ayuntamiento armó una consulta a quemarropa, misma que fue presentada por el alcalde el lunes 12 de octubre, por la tarde, en el Riviera (mientras en el jardín un grupo de indígenas se manifestaba con pintas a los monumentos de Colón y Cabrillo), dicho evento fue nombrado: Firma de acuerdo por la reactivación económica y la participación ciudadana.
Había un desconcierto total, nadie se explicaba de qué iba el evento ni qué tenía que ver la participación ciudadana en la reactivación económica; ese día nadie se dio por enterado de que habría una consulta vecinal, todos hablan de la manifestación o del niño que fue rescatado en El Sauza, porque era atado con una cadena por su propio abuelo.
Después de eso sólo hubo cinco días para socializar la consulta, porque el domingo era la votación, así que el resto de la semana el alcalde se dedicó a presentar los proyectos que se realizarán en caso de que se lleve a cabo la construcción de la planta de licuefacción, y con ello se suscitó un bombardeo mediático dando a conocer las bondades del proyecto y de la empresa.
Durante esas 120 horas, de martes a sábado, pasaron en avalancha un tumulto de pensamientos por las mentes de los ensenadenses, quienes pasaron del desconcierto a la sospecha y después a la molestia o la simpatía, cuando comprendieron lo que sucedía.
Previo a la consulta se comenzaron a perder las formas políticamente correctas y se intentó condicionar el voto a lo descarado, diciendo a las personas que habría despensa a los que fueran a votar, que se les darían apoyos económicos e incluso que pasaría un camión de pasajeros para llevarlos a la casilla a votar (sustentado con mensajes que estuvieron circulando en redes y mensajes que enviaron a un servidor y a algunos colegas).
El día de la consulta se pudieron apreciar varias señales inequívocas del chanchullo, como camiones llenos de personas llegando a las casillas y camionetas de redilas transportando despensas, la boleta diseñada de manera tendenciosa, eso sin contar la confusión de quién realizó la consulta, porque en las casillas había tanto personal del ayuntamiento como de una empresa fantasma llamada Osemex.
Nadie niega que hace falta generar más empleos en Ensenada y mejor pagados, nadie niega que hace falta obras como las que se harían con los 430 millones que prometieron a cambio del voto positivo; aquí el punto es que pedían la opinión del pueblo sin antes informar de manera clara, amplia, detallada e imparcial a los ciudadanos.
Esto generó un fenómeno de unión entre la población, una unión muy curiosa, sin distinción de colores partidistas o corrientes ideológicas, un gran porcentaje del pueblo sabio se unió en un rechazo generalizado a ese poder hegemónico, que le quería ver la cara de maje una vez más.
*Joatam de Basabe es comunicólogo y periodista, con más de una década de trayectoria en los medios de comunicación (radio, periódico, televisión e Internet). Actualmente es secretario de la Asociación de Periodistas de Ensenada y reportero de Televisa Californias.