LA NOCHE DE LOS NAHUALES ║ Benjamín M. Ramírez
« — Aún no lo comprendes.
«— Ignoro lo que tengo qué comprender o si quiero, en realidad, descubrir la verdad.
«— Como Sísifo, el esfuerzo es vano, infructuoso, abyecto, vil e improductivo.
«— Es el Estado quien debe cubrir su responsabilidad: si me quedo sin trabajo debe mantenerme; si enfermo, curarme; si no encuentro trabajo, incentivar la inversión, a las empresas, atraer a los capitales; si me siento inseguro, cuidarme.
«— En realidad no nos preocupa ni el empleo, ni la salud, ni la inversión, ni la seguridad. Estamos ocupados en cómo mantenerlos tranquilos, dominados, en la zozobra, con el miedo, esperanzados en sueños fútiles y la decepción. Eso nos da ventajas, nunca se rebelan, se organizan o exigen. Así es el mundo feliz que muchos visionarios como Maquiavelo o Tomás Moro, Rousseau o Gandhi jamás imaginaron.
«— Entonces ¿Qué debo hacer?
«— Lo que has hecho hasta hoy: nada.
Así fue el diálogo entre la Necedad y la Estulticia.
Décadas de simulación, de engaño, de promesas. Sexenio tras sexenio nos embaucaban, una tras otra, en un rosario interminable de ofrecimientos viles. Sabían lo crédulo que somos, que la esperanza muere al último, que es mejor malo por conocido que bueno por conocer, y en última instancia, siempre son los mismos los que están en el poder. Que el sexenio que viene será el de la esperanza.
Impolutos en sus discursos, quienes ostentan el poder saben de la vulnerabilidad del mexicano que poco le importa el comprometerse con sus responsabilidades ciudadanas, tal como lo define Rousseau en su Contrato Social. Por ello, el Partido Revolucionario Institucional —y su figura emblemática del dinosaurio que al amanecer se descubre como el gran ganador de la contienda electoral de este domingo—, ha obtenido muchos votos y se perfila como el gran ganador en el estado de Coahuila.
O probablemente, la ciudadanía ha despertado y descubre que las nobles intenciones de cientos de militantes que conformaron la maquinaria que arrasó en el 2018, con la inercia natural de la fuerza del actual mandatario, se trastocaron en ambiciones personales y convenios soterrados de quienes estando en las filas del blanquiazul se volvieron, de la noche a la mañana, en la imagen inmaculada de quienes buscan ser adalides de la sociedad.
Y es por eso que ha llegado la decepción y el rechazo del partido en el poder. Por una dirigencia acéfala que lejos de buscar a las mejores figuras que garanticen lo que el Presidente de la Nación pregona en cada mañana: no robar, no mentir, no traicionar, hunde con acciones viles a la barcaza de la esperanza.
MORENA se ceba en las propuestas casi groseras al perfilar a candidatos de elección popular o en colocar en puestos administrativos a los mismos de siempre, legalizando con estas acciones al refrán de “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”, o “Si me va a robar otro, que me roben los de siempre”.
O quizá, no logro comprender los deseos del actual inquilino de Palacio Nacional. Tampoco es improbable que el Presidente de la República ignore los movimientos del tablero para acomodar las piezas o los movimientos realizados en el ajedrez del poder que todo lo transforma.
En otro orden de ideas, el hecho de que sendos Secretarios de Estado estén siendo juzgados por la justicia del vecino del Norte debe despertar la curiosidad o el morbo ciudadanos. ¿Qué está pasando en nuestro país? ¿O está pasando y lo ignoramos por cautela o por miedo?
La pulcritud del uniforme o como se conoce en los Estados Unidos de Norteamérica, el Código Uniforme de Justicia Militar, ha sido corroído. Bien se conoce que la detención del General Cienfuegos no ha sido fortuita, banal o improvisada. Si te arrestan es porque ya te tienen empapelado y todos los posibles cabos sueltos han sido asegurados, es decir, con muy pocas posibilidades de maniobras para conseguir una ruta de escape.
Quizá, uno a uno, quienes juraron guardar la Constitución y cayeron en las delicias que ofrece la corrupción caigan, a cuenta gotas, por las acciones que lleva a cabo un sistema judicial muy alejado y disímil al nuestro.
Mis respetos y admiración para las fuerzas castrenses, para la tropa, para los que sólo obedecen órdenes, los que son pueblo y tienen que ajustarse al salario tabular. Sin duda, los buenos siempre son más.
Lo rescatable de este affair es que las tropas de élite de las fuerzas armadas del país vecino tuvieron la
delicadeza de no tratarnos como a Panamá y al General Noriega.
Por lo pronto, veo a un ex Águila Cuatro Estrellas en el banquillo de los acusados y no tendrá quien le escriba.
CAMBIO APLAUSOS DE SENADORES POR INSTRUMENTOS DE TRABAJO.
En días pasados, el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, estuvo en el Senado, con motivo de la Glosa del Segundo Informe Presidencial. Ahí manifestó las actividades que la SEP —institución demasiada grande, según un funcionario— ha realizado en los últimos meses de gobierno.
En su informe, habló de dos realidades en el sistema educativo nacional. Empoderó a uno, pero olvidó a otro: al de siempre, al rezagado, al olvidado, al arrinconado, al desdeñado, al empequeñecido, al de los pueblos olvidados y negados, tal como lo presentan Alan Riding y Guillermo Bonfil Batalla.
Es por ello que me convierto en eco de los profesores de la Sierra de Santa Martha, en el sureste veracruzano.
Ahí, los profesores denuncian que nadie del gobierno los atiende, que hacen oídos sordos ante las demandas que presentan docentes, padres de familia y alumnos. Que los cuadernillos prometidos no fueron suficientes y que no cuentan con lo necesario para llevar a cabo el trabajo en línea. Aun así, los docentes realizan una labor titánica para lograr los avances esperados por la secretaría que dirige, desde su escritorio, Moctezuma.
Sin servicio de telefonía, ni acceso a redes, sin contar con equipo de cómputo o móviles inteligentes los
docentes tienen que bogar ante la adversidad. Recorriendo caminos, entre senderos y cañadas, con los
inconvenientes propios de las zonas montañosas, los peligros y el cansancio, llegan hasta sus pupilos. Y lo que piden es muy simple: una antena repetidora de señal y que se les dote del equipo necesario para llevar a cabo la noble tarea del aprendizaje. Me gustaría que los afectados probaran telegram.
Con el peso de la pobreza milenaria, alumnos y profesores enclavados en las zonas montañosas o marginadas del país, no se encuentran en la agenda de prioridades de ninguna autoridad: ni del poder Legislativo, ni del Ejecutivo ni del Judicial. Señores senadores de la República no se necesitan manos que aplaudan, se necesitan manos que trabajen en iniciativas para aplanar las brechas de la desigualdad.
El Presidente ya lo expresó: a los maestros no se les debe nada, pero podemos empezar por una disculpa.
Desde estas líneas envío mis mejores deseos al presbítero Arturo Velázquez González, misionero comboniano del corazón de Jesús, por el estado crítico de su estado de salud.
Mi amigo Arturo es un asiduo lector de mis columnas. Pongo en manos de la Providencia divina el desenlace de su propia historia de salvación. Como misionero en la Sudáfrica del Apartheid, formador de cientos de sacerdotes, Arturo no merece el final de sufrimiento que Dios le ha compartido. Una cruz demasiada pesada.
Mi estimado Arturo, tus amigos y compañeros presbíteros, sufren con los dolores del Calvario que padeces, pero tenemos puestas las esperanzas en la resurrección prometida para quienes aman al Señor.
Un abrazo solidario, a ti y a tu apreciable familia.