El año 2020 va a ser recordado por la pandemia del Coronavirus-19 que asaltó el mundo y dio un vuelco a nuestras vidas. A nivel global, estamos todavía afinando las medidas necesarias para frenar la propagación del virus y a la vez mantener operativos nuestros Sistemas de Salud.
A nivel individual esto significa que nos enfrentamos a la tarea complicada de dominar nuestro miedo, cuidarnos y gestionar el confinamiento necesario.
La primera ola de confusión, miedo intenso e incredulidad se va suavizando, lo mismo que lo de cuestionar y desafiar los límites y las reglas, buscar culpables absolutos de la situación, e intercambiar frenéticamente información y recomendaciones dudosas y contradictorias, siendo todo eso por otro lado, la respuesta natural humana ante una amenaza de este calibre.
Desde el punto de vista psicológico, lo que hace de esta crisis un estresor especialmente potente, son varios aspectos:
- El miedo por nuestra integridad y salud física y, sobre todo, el miedo a la muerte.
- La existencia de duda permanente sobre qué es lo correcto y qué es lo que uno debería estar haciendo o no haciendo.
- El hecho de que los que nos pueden exponer a este peligro y son nuestra mayor amenaza son todos los demás humanos, incluidos y más probables, nuestros más allegados.
- La consecuencia que lo anterior tiene es el aislamiento social recomendado e impuesto: hay que evitar al máximo el contacto con los otros y cuando este se produce es en condiciones poco naturales.
- Estamos forzados a vivir sin futuro previsible, sin saber qué nos espera en mucho tiempo por delante, y a tener todos nuestros planes y esquemas organizacionales en suspensión.
Lo que subyace a todos estos elementos es la falta de control. El control percibido sobre nuestras vidas es el pilar fundamental de nuestra salud mental y sentir que no lo tenemos pone en peligro dicha salud.
A la vez, es verdad que ahora mismo no tenemos control, o lo tenemos limitado, y de allí derivan todas las recomendaciones a continuación: extremar la sensación de control sobre aspectos que siguen dependiendo de nosotros es la única manera de superar sanos mentalmente esta prueba.
Controla tu exposicion a la información
Cuando controlas tu exposición a la información y decides tu línea de accion, puedes reducir tu preocupación ansiosa
Para controlar la ansiedad producida por el miedo a la enfermedad y a la muerte, intenta infórmarte bien, si no lo has hecho ya:
– Consulta una fuente de información fiable (en este caso la más fiable es la Organización Mundial de la Salud, OMS) e infórmate de cómo se comporta el virus, cuáles son sus posibles síntomas y cómo puedes protegerte de él.
– Una vez hecho esto, deja de buscar información adicional. Los unicos datos que necesitamos realmente son los relacionados con cómo actúa el virus y qué precauciones tomar, y estos datos no van a cambiar. No es necesario saber ni el número exacto de infectados y fallecidos, ni los detalles médicos que son útiles solo a los propios médicos y a los investigadores. Esta información no nos protege de nada, pero sí potencia la ansiedad y la desesperación.
– Además de conocer las características del virus, y las pautas de higiene y aislamiento social recomendadas, necesitas saber con claridad cómo proceder si tienes síntomas, y cuáles son las medidas sociales y civiles vigentes. Si vives en España, puedes consultar las páginas del Ministerio de Sanidad o de Interior, así como las de tu Comunidad o Ayuntamiento para encontrar las directrices sobre estos dos temas. Usa directamente a estas fuentes y desconfía de los consejos en redes sociales.
Una vez obtenida esta información, decide cómo vas a funcionar y hazlo en conjunto con las personas en tu hogar si las hay.
“¿Llamo para consultar mis síntomas?”
“Si me dan opción, ¿voy a trabajar o no voy a trabajar?”
“¿Cuántas veces a la semana debo ir a comprar? ¿Quién se encarga de la compra?”
“¿Hay otras salidas imprescindibles y cuándo se deben hacer?”
“¿Hay algo que puedo hacer por un familiar o amigo que lo necesita? ¿Qué? ¿Cómo?”
“¿Hay algo que puedo hacer en el marco de mis capacidades y formación que puede ser útil? ¿Quiero hacerlo? ¿Cómo lo hago?”
“¿Quiero hacer voluntariado? ¿Qué necesidades hay”
“¿Quiero hacer gestos de solidaridad? ¿Cuáles?”
Estos son ejemplos de preguntas que podrían ser tratadas. Tomar decisiones claras sobre cómo quieres actuar y organizarte de acuerdo a ello, alivia el dialogo interior constante sobre cuál debe ser tu posición en estos temas, reduciendo significativamente el nivel de preocupación ansiosa experimentada a lo largo del día.
Para reducir tanto el miedo como la duda que potencian la ansiedad y el malestar psicológico, te damos 3 pautas:
1. Limita tu exposición a los medios de comunicación
Aunque la sensación es que están pasando muchas cosas que necesitas saber, esto no es real. No hay que dejarse llevar y estar permanentemente pegado a la televisión o el teléfono.
Nuestra necesidad innata para tener algo de control sobre nuestras circunstancias es la que nos hace consumir tanta “información”, pero en la gran mayoría de los casos es una sensación de control falsa, que solo mantiene el enfoque mental en el mismo tema.
Una vez al día es más que suficiente para mantenerse al tanto y aunque resultará complicado en un principio, agradecerás la tranquilidad que te traerá.
2. Intenta no dejarte a especulaciones sobre el futuro
No existe duda alguna que esta crisis va a tener un impacto de dimensiones extraordinarias en todos los aspectos de nuestras vidas individuales y colectivas. Desde lo económico, laboral y académico, hasta lo social y político, todos nos vamos a ver afectados de una manera u otra.
Pero la preocupación obsesiva o las conversaciones repetitivas sobre si te van a despedir o no, si tu hija va a hacer la Selectividad y cuándo, si habrá vacaciones de verano o si habrá vacuna para el invierno que viene, no sirven de preparación para estas eventualidades.
Pase lo que pase, tendrás que afrontarlo cuando venga y rumiar mentalmente sobre las posibilidades futuras en el presente, te mantiene en estado de alerta y angustia innecesaria.
3. Mantén la conexion social por otros medios para contrarrestar el aislamiento fisico
Aparte de la higiene personal, nuestra arma más potente en la lucha contra la propagación del virus es cortar la cadena de transmisión.
Eso implica evitar el contacto físico con otras personas, principalmente quedándonos en casa. En muchos países esta medida es ya de cumplimiento obligatorio. Como consecuencia, no tenemos a nuestra disposición los mecanismos habituales para tener el contacto social que tan vital es para nuestro buen funcionamiento psicológico.
Sin lugares de trabajo físicos, colegios y universidades, locales de ocio, lugares de culto religiosos, y gimnasios, nos quedamos aislados y el riesgo de tener sentimientos de abandono y soledad aumenta significativamente.
Para mantener la conexión con otras personas:
– Es aconsejable mantenerte en contacto por vía telefónica o digital con familiares, amigos, compañeros de trabajo o de estudios. La mayoría hemos hecho esto de manera espontánea y es muy importante mantenerlo cuando la novedad de la situación pasa.
– Sin embargo, es necesario no caer en exageraciones.
– Hablar solo del coronavirus o intercambiar a lo largo del día memes no es una conexión social con sustancia. El humor en principio ayuda a enfrentarse a la situación y es imprescindible, pero como cualquier cosa por Internet puede llegar a saturar. Mantiene el enfoque hacia un único tema y se pierde tiempo que se podría dedicar a otra actividad.
– Se entiende que la gente mayor, especialmente si vive sola, necesitará más conexión y tenemos que estar más pendientes a sus necesidades, pero llamar a tus padres, o ellos a ti, varias veces al día no es necesario. En ocasiones, las comunicaciones frecuentes subrayan e intensifican la soledad de los que están solos y aumentan la frustración de quienes no les pueden visitar.
– Y si no eres mayor pero sí vives sola, intenta mantener tus recursos habituales de conexión, pero no esperes necesariamente más comunicación por parte de tus amigos. Si necesitas más contacto de lo habitual, podrías organizarte con otra gente que conoces en circunstancias parecidas, formando un grupo específico por redes sociales y planificando actividades o quedadas virtuales.
Será importante de vez en cuando facilitar a los niños la comunicación con sus amigos, sobre todo si no tiene hermanos. Hasta cierta edad, la mayoría no tienen capacidad de comunicarse entre sí con conversaciones, así que el teléfono no sirve para mucho, pero sí que podrían jugar en paralelo a través de una videollamada, enseñar sus dibujos nuevos o cantar canciones, estableciendo algo de conexión social